Bias, envidia, inseguridad, insatisfacción
Del desagrado a la pura emoción, entendiendo mi limitación como crítico.
Cuando uno tiene una profesión creativa no son raras las ocasiones en que vemos el trabajo de otra persona y pensamos: “Oh. Yo podría hacerlo. … podría hacerlo mejor.” A veces tenemos razón, tal vez. Pero la mayoría de las veces, probablemente no es el caso.
Especialmente si apenas estás comenzando como artista, y especialmente si la profundidad y complejidad de un trabajo todavía son materiales intangibles, casi accidentales, de las cosas que creas. Hacer algo con sentido es más difícil de lo que parece, y hacerlo bien es un trabajo laborioso y desgastante.
He tenido la suerte y el orgullo de conocer a gente que gusta de inspirar camaradería y cooperación entre creativos, particularmente en el espacio de desarrollo de videojuegos aquí en Argentina. Sin embargo, siempre he pensado que el especímen más cruel de entre todos los críticos es un novato hablando de otro novato.
Alguien que sabe poco, pero puede ver algunas fallas en la obra de otro, criticando a alguien que sabe poco, pero intentó hacer algo de todas formas. A través de la critica existe cierto control, cierto placer en tomar lo que hacen otras personas y darle la forma que tú querrías, pretender que sabes más que los demás y que eres un genio del diseño.
La realidad es que, en la gran mayoría de los casos, el arma secreta de todo crítico es perspectiva. Es más fácil ver la totalidad del trabajo y cómo encaja en conjunto cuando ves el resultado, que cuando estás poniendo las piezas cada una en su lugar. Una persona sin experiencia no es capaz de entender eso. Peor aún, su desconocimiento puede llevarle a pensar “¿Cómo pudieron ignorar algo tan obvio?”, con un desdén propio de un elitismo que, probablemente no han ameritado tener.
Cuando combinamos esto con envidia e inseguridad, sentimientos que un novicio puede tener al por mayor (“Ojalá hubiera hecho esto yo”, “¿Podré hacer algo tan bueno alguna vez…?”), la tendencia de atacar al otro es inevitable. Especialmente si no tiene una reputación como gente más conocida en la escena. Es fácil hablar mal, ¿verdad?
Esto no es decir que no hay ningún mérito en criticar las cosas, en analizarlas, o buscar comprender sus falencias y dónde se quedan cortas. Hay mucho de bueno en hacerlo y, no puedes tener experiencia en eso si no lo haces para comenzar.
Una persona no puede mejorar si no recibe feedback, si no es criticada, si no comprende qué cosas otros perciben bien y mal en lo que construyó. Cuando el trabajo es colaborativo, entender los problemas entre distintas partes ayuda a mejorar el proceso. Todo eso es fundamental para crecer como artistas y desarrolladores.
Debo admitirte ahora que, la razón de esta reflexión es que yo soy culpable de esta prejuiciosa mirada. Reiteradamente observo cosas y pienso cómo las cambiaría, a veces haciendo críticas bastante fuertes internamente. Me ha pasado en varias ocasiones, pero generalmente me reservo las cosas. La razón por la que quise hablar de esto, sin embargo, es dar a entender que ser crítico no es una virtud absoluta. Sin ir más lejos: esta vez, estaba muy equivocado.
Durante FIJA tuve la chance de probar un juego que me llamó la atención. Se quedó en mi cabeza por su premisa e intención del diseño. Pero mi mente, rápida para la crítica y el desdén, comenzó a agitarse nombrando cosas que me parecían mal hechas. Detalles estéticos, gráficos, sonoros, el feel, los puzzles, etc, etc.
El resultado de eso fue muchísima negatividad. A través de identificar tantas cosas malas, el juego se volvía una clase de afrenta. ¿A qué? Qué sé yo. A la decencia, a mí mismo. A todo. Finalmente decidí contactar a los desarrolladores y expresarles mi deseo de darles feedback, a través de enviarles una serie de críticas. Grácilmente, aceptaron, pues obviamente siento desarrolladores novicios estaban interesados en poder tener más info de cómo es la experiencia para jugadores.
En ese momento, ya estaba un poco más tranquilo. Reconocí mentalmente que la razón de mi pasión por el juego era que la idea me gustaba muchísimo, y que creía podía ser especial, e interesante. Que valía la pena profundizarla y que, si me causaba tanto, es porque los devs hicieron algo bueno que podía ser todavía mejor.
Con eso en mente, y la perspectiva de querer captar detalles y reflexionar mis takes, descargué el juego y me dispuse a jugarlo una vez más…
… y el resultado fue muy gracioso. Aún había problemas… pero, en lugar de esa necesidad tan aguda de criticar… No podía sino apreciar, cada cosa. Reconocer, el esfuerzo. Y notar que en varias cosas me equivoqué, confundí, o había más detalle del que pensé.
De pronto algo que no funcionaba se transformó en algo que sí funciona, de hecho lo hace muy bien, pero que con esto puede ser todavía mejor.
Y así, en cada ámbito. El resultado fue una larga reflexión y, las críticas que pensaba enviar uno o dos días después de pedir permiso, terminaron volviéndose un debate interno que me tomaría varias semanas.
Aún sigo con eso. Siempre he sabido que la perspectiva es muy importante a la hora de encarar una crítica, y el arte. Entender que tenemos bias es el primer paso a hacer mejores argumentos, y dar mejores explicaciones.
Pero también me di cuenta que tan importante como eso es la empatía. Es apreciar el trabajo, y el esfuerzo de las personas, y valorarlo por lo que es, e incitarles a llegar más allá.
Mi deseo personal siempre es que la gente pueda hacer más cosas, más juegos, más historias. Y siento que, con esta nueva conciencia y renovada humildad, puedo hacer un mucho mejor trabajo, como persona, crítico, y artista.
¿Qué nos queda, si no? Si removemos el elemento humano de nuestra estima del resultado, ¿tenemos algo para interpretarlo que no sea más que un checklist vacío de pros y contras?
Espero poder entregarle a los desarrolladores algo que les sirva, y más que eso, algo que les haga saber que hicieron un juego que me provocó mucho pensamiento.
Eso es algo especial. Y si a mi ego le desagrada admitir el error… …tal vez signifique que ya soy alguien distinto, gracias al mismo.